Eugenia Rojas

Jeraldine del Cid/ Corresponsal/ Facultad de Ciencias Políticas y Sociales URL/

Hoy quiero agradecer a Eugenia Rojas, “Sheny”, por pensar en los estudiantes como personas integrales. Desde esa premisa fundamental parte mi admiración hacia esta excelente catedrática, que no únicamente es profesional en su trabajo y conocedora de los temas que imparte, sino que transmite un profundo compromiso por encaminar todos nuestros esfuerzos por hacer de nuestro Mundo y de nuestra Humanidad, un sitio mejor.

Ser maestro en estos días en los que el éxito se mide en función del techo que cubre tu tarjeta de crédito o de los artículos que incluyen tu lista de consumo, es un asunto de vocación, de entrega, pero sobre todo, de un inmenso y profundo amor.

Amor a lo que se hace, amor a la verdad, amor a lo que nos hace ser humanos. Y en la misma medida, rechazo a todo aquello que nos hunda en el egoísmo y la ambición desmedidos a tal punto que se nos olvide que existen “otros”, los más vulnerables. Una plática o una sesión de clase con ella, nos aferra a una realidad que muchas veces olvidamos quienes tenemos la oportunidad de estudiar en una universidad privada. Nos plantea cómo estos lujos y ventajas, para nada son negativos, pero frente a la realidad que vive NUESTRO país, se convierten en un compromiso. Todas estas enseñanzas se han impreso en mí como profesional y como persona, gracias a esta admirable maestra y amiga.

Expuse la palabra “NUESTRO” en mayúsculas por una sencilla razón: Sheny ha entregado su vida, tiempo y sus capacidades a este, NUESTRO país, el de ella, el mío, el de muchos que leen este texto. Aún siendo tica, ha enraizado en sí un profundo amor a Guatemala, conoce su historia, sus problemas, sus conflictos, a su gente… y transmite a sus estudiantes un gran interés y compromiso que a muchos guatemaltecos les-nos falta.

Así es que hoy quiero dar las gracias en nombre de muchos y muchas landivarianas, en nombre de NUESTRO país, a Sheny, por su entera dedicación a ser una verdadera maestra, por impregnar en nuestra conciencia la convicción de que “un mundo más equitativo es posible”; agradecer su lucha personal y colectiva, la transmitida con sus palabras y su ejemplo. Esa lucha que imprime con una reivindicación de ser Mujer, cortando los lazos invisibles que histórica y tradicionalmente han frenado una amplia gama de colores y caminos posibles, que además frenan a todos los miembros de una sociedad.

En fin, tanto qué decir de esta valiosa mujer-maestra. La lección que más recuerdo en clase fue la “escucha activa”; partir de ello para reconocer en la otra persona, necesidades, intereses, historia personal, situaciones específicas, de tal manera que avancemos hacia la comprensión, se convirtió en una de las lecciones impartidas dentro de cuatro paredes de un salón de clase para aplicar en el resto de mi vida, en todos los ambientes donde me desenvuelvo y con todas las personas con las que me relaciono. Esa fue, además de muchas, una lección para la vida.

Debo entonces agradecer a esta maestra por formar más que informar; ella es sin duda una “Mentora de la vida”. Y aprovecho para dirigirle unas preguntas, creo que nunca antes las hice, pues me pareció que la respuesta se encuentra implícita en esas mismas acciones que describí y por las cuales escribí este pequeño homenaje.

Sin embargo, Sheny: ¿por qué ser maestra? ¿Por qué Guatemala?

Jeral

 

** Reconocimiento de corresponsales Brújula a algunos de sus docentes universitarios. 25 de Junio de 2013.

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