Karla Castillo/ Corresponsal /
El 21 de enero se llevó a cabo el evento llamado “Subida por la Vida”, que es parte de la Campaña “Rompe el Ciclo”, organizada por la Asociación Jóvenes por Guatemala, la Embajada Británica en Guatemala y 34 empresas privadas, con el fin de reunir a más de 8 mil personas para que formaran la primera cadena humana que partiera desde la falda de un volcán hasta su cráter; y en esta oportunidad el escenario fue el Volcán de Agua, ubicado en Santa María de Jesús, Sacatepéquez.
La actividad se realizó con el fin de hacer un llamado a la conciencia contra la violencia en la población guatemalteca. Pero, ¿En realidad este tipo de actividades crean conciencia en las personas para dejar de actuar de forma violenta?
Violencia es actuar fuera del estado natural, fuera de razón o justicia. Es un hecho notorio para cualquier persona que viva en nuestro país que éste atraviesa uno de los momentos más violentos a lo largo de su historia, reflejado no únicamente en daños físicos sino también de forma psicológica, verbal, sexual o incluso emocional. Lo más triste de la situación es que para nosotros la violencia se ha convertido en algo tan común y cotidiano como que un chapín diga chilero y ya no nos sorprende día con día leer en el periódico titulares como: “Mueren pilotos de buses a manos de extorsionistas” o ver noticias en la televisión que informen en qué estado se encuentra el proceso tan sonado de Cristina Siekavizza por un posible femicidio derivado de violencia intrafamiliar (lamentablemente como el caso de ella, también han existido y existen una gran cantidad de procesos sin resolver por negligencia de las autoridades competentes).
-“Enseña amor, no violencia”- Este es el eslogan de la campaña Rompe el Ciclo, que tanto busca incentivar a los jóvenes y a la población en general para que se involucren y puedan promover el verdadero cambio erradicando la violencia intrafamiliar en nuestra sociedad. La Subida por la Vida logró sus expectativas, más de 10 mil personas se inscribieron para participar. Incluso celebridades nacionales como el Presidente de la República, la Ministra de Educación y grupos musicales como El Tambor de la Tribu colaboraron de distintas formas con la causa. VER: Rompe el Ciclo
Creo que todos tenemos más de un amigo o conocido que también se animó a escalar el Volcán de Agua para colaborar con el movimiento y manifestar su inconformidad ante la situación tan fuerte que enfrenta Guatemala en cuanto violencia. Al escuchar comentarios sobre el desarrollo de la actividad la mayoría fueron positivos, ya que expresaban que fue increíble ver a tantas personas reunidas en un mismo lugar por una misma causa; el repudio a la violencia intrafamiliar.
El camino hacia la cima se hizo fácil gracias a la música, risas, fotografías y pequeños descansos que los participantes compartieron con amigos, familiares o incluso con personas que veían por primera vez, pero con los cuales ya tenían algo en común; hacer su mayor esfuerzo para apoyar el cambio en Guatemala.
Las personas estaban distribuidas en distintos grupos y cada uno tenía establecido un lugar en el volcán que iba desde la falda hasta el cráter, formando entonces la cadena humana, y en la cima se realizarían distintas actividades con el propósito de dejar huella a nivel internacional. Y así fue, la bandera llegó a la cima aproximadamente a las 3 de la tarde, siendo testigo del cansancio de los participantes pero hondeando fuertemente gracias al viento helado que aliviaba el calor que habían ganado en la subida.
Sin embargo, la desesperación inició al momento de descender debido a que la mayoría de las personas se encontraban sumamente agotadas, con hambre, sed, y dolores en distintas partes del cuerpo como piernas y brazos. Al llegar nuevamente por los senderos de las faldas del volcán, los buses que trasladarían a las personas de regreso a la Antigua Guatemala -lugar en donde todos habían dejado sus vehículos- no se daban abasto, ya que el espacio de cada bus era aproximadamente para 30 personas, y en las colas se encontraban esperando su turno más de 10 mil. Esta situación provocó caos y enojos debido a las largas horas de espera para poder ser trasladados, hurtos de los suplementos entregados en el evento como playeras o gorras, críticas a la organización del evento, llegando al punto de empezar a gritar, desesperarse y ofenderse unos a otros verbalmente con tal de conseguir un puesto en el próximo bus que los llevara fuera de ese lugar. Como me comentó un amigo: “Fue algo irónico ver a las mismas personas que al inicio demostraban amabilidad y condescendencia hacia los demás y al finalizar la actividad gracias a incomodidades personales cambiaron su actitud por una violenta”.
Entonces, es esto lo que nos lleva nuevamente a la pregunta inicial: ¿En realidad este tipo de actividades crean conciencia en las personas para dejar de actuar de forma violenta? ¿Disminuyó la violencia desde el pasado 21 de enero? No me malinterpreten. En lo personal, no estoy en contra de este tipo de actividades; al contrario, considero que el apoyo a las manifestaciones de expresión y pensamiento es lo que nos llevan como seres humanos a gozar plenamente de nuestros derechos inherentes. Pero, ¿será que con manifestar que estamos en contra de algo, hacemos un cambio? Recordemos que según Albert Einstein: “Dar el ejemplo no es la mejor forma de enseñar…es la única”. Sabias palabras son éstas, ya que si realmente queremos cambiar algo que nos molesta o afecta, efectivamente, el primer paso es expresarlo y lo más importante es cambiar nuestras propias actitudes, aplicar en todo momento principios y valores en beneficio no solo de nosotros sino también de los demás, para que poco a poco se genere un efecto “dominó” y las personas que nos rodean empiecen a aplicarlo también, logrando así un verdadero movimiento.
Si tú participaste en esta experiencia, ya diste el primer paso subiendo por la vida. Ahora continúa dejando huella para que la cima esté al alcance de todos.