Héctor Herrera / Colaborador PLJD
[box_light]Héctor Herrera es un joven universitario sancarlista que participa en el Diplomado en Formación Ciudadana a través del Programa Liderazgo Joven Construyendo Democracia ejecutado a través de INGEP- URL, Instituto Demos y Fundación Propaz. Como él, muchos otros jóvenes en todo el territorio nacional, celebraron el Día Internacional de la Juventud, planteando propuestas para la juventud a nivel local y nacional.[/box_light]
Entre gritos, grupos musicales y jóvenes entre 12 y 30 años de edad, se desarrolló el Día Internacional de la Juventud, juventud llena de pasión, sueños y sobre todo de energía para cambiar este país. Ante este panorama de buena energía se notó poca afluencia de una juventud indígena, garífuna o xinca; esas juventudes siguen siendo aisladas, olvidadas o simplemente no son juventudes que interesen a un gobierno que prioriza el tema de la seguridad con policías, militares y agentes especiales para “resguardar la seguridad nacional”. Una seguridad que podía notarse al ingresar al domo de la zona 13, una seguridad que de nada servía cuando se estaba ante un evento que era por la juventud y para la juventud.
Hablar de juventud en este país es hablar mucho más que de personas que reciben pachones, camisetas o banderitas para ondear ante una delegación de burócratas llamados “gabinete de gobierno”. No se puede negar que la felicidad de esa juventud que asistió al domo, en su mayoría de colegios de la iniciativa privada que poco conocerán de la realidad nacional, poco les importará tener puestos de incidencia política. Ellos y ellas (la juventud de esa mañana del 12 de agosto) era una juventud que gritaba cuando alguien de los voluntarios del Gobierno decía: “Quieren una camiseta, muevan las manos, griten, salten y siéntanse feliz porque ahí viene su presidente”.
“Juventud, juventud”, discutíamos con algunos amigos y amigas al momento de escuchar las palabras de la Directora de Consejo Nacional de la Juventud, una mujer que se aprendió muy bien su papel de transmisora de la Política Nacional de Juventud 2012-2020, tratando temas como la participación política, el trabajo, la educación, la salud… Pero existió algo en particular que llamó la atención en su exposición: en cada uno de los temas arriba mencionados, no planteaba una realidad socieconómica de la juventud ni tampoco hablaba a fondo del tema de la pluriculturalidad, temas que se quedaban simplemente en la cultura como forma de “hacer pero nunca del deber ser”.
“Debe ser” para la juventud ahí presente. El acto fue del todo arte y cultura, no existió una verdadera exposición de fondo del como esta política podía ayudar a la juventud en su diario vivir, cómo podía la juventud ser un actor de cambio para la sociedad guatemalteca. Al momento de presentar al Señor Presidente General Otto Perez Molina se escuchó un silencio que adormeció todo el domo, solamente se escuchaba a lo lejos los redoblantes de una banda de un colegio que a todas luces fue invitado para eso, para hacer alarde de sus notas musicales cuando uno
de los de gabinete de gobierno se presentase.
Lo que más lamentamos de todo este acto fue que no había una propuesta real de cambio de la estructura socioeconómica y política para la juventud guatemalteca.
No existía dentro de la exposición tanto del Señor presidente como de la Directora de CONJUVE temas de fondo que hicieran que nos respondiéramos la pregunta: ¿cómo lo
van hacer? olamente era una especie de maquillaje en donde se notó que lo único que se necesitaba era hacer un acto protocolario y decirle a comunidad internacional: “Gracias esto es lo que podemos hacer con el dinero que nos envían”.
Lamento mucho no haber asistido a un acto donde estuviera incluida la participación de organizaciones juveniles que son invisibilizadas como: Proyecto Educativo Puente Belice, Caja Lúdica, Juventud de CONAPAMG, la Pastoral Juvenil entre otros que trabajan en áreas marginales y con juventud estigmatizada por la violencia que impera en el país. En cambio sí se mencionó a Jóvenes por Guatemala, Un techo para mi país y otras financiadas por USAID que plantean una forma de desarrollo para la juventud en base al individualismo y el cambio personal sin tocar la estructura de fondo como los servicios básicos que necesita la población en general.
El día de la juventud no puede ser solamente un día, debe ser todos los días en que se prioricen políticas de fondo para el buen vivir y el bienestar de la población como lo plantea nuestra Carta Magna.
Fotografía: http://elblogdegreta.blogspot.com