Martín Berganza / Opinión /
[quote]“Pero no es cierto que estemos instalados en la derrota. Pese a esos intentos, vemos que ese muro no es infranqueable y que, desde abajo, es posible frenar estos procesos de involución de nuestras democracias”.- Manifiesto “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político”, que da origen a Podemos[1].[/quote]
Ha transcurrido un mes y medio muy esperanzador. Desde que salimos a manifestar en contra de la corrupción del gobierno, encontramos un punto de unión vital para una sociedad profundamente herida y fragmentada. La lucha contra la corrupción se ha vuelto el referente común para los ciudadanos de todas las ideologías, y sobre esta prioridad se han propuesto diversas reformas a la legislación vigente, concentrándose principalmente en reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, a la Ley del Servicio Civil, la Ley de Contrataciones del Estado, entre otros cuerpos normativos.
Es bonito ver que hay iniciativas de reforma sobre la mesa, y ciudadanos que presionan porque exigen ese cambio, pero hay un par de problemitas: 1) El principal actor político del momento -cuyo peso e injerencia en las decisiones políticas no puede ser subestimado- es la representación diplomática de EEUU; y 2) Toda reforma tiene que pasar por los partidos políticos.
En cuanto al primer problema, no es que podamos hacer mucho ante la influencia que ejerce EEUU en nuestro país. En cuanto al segundo problema, existe una posibilidad que, en muchas conversaciones, se tira al aire sin considerarse seriamente: formar un partido político nuevo.
Pues sí. Formar un nuevo partido. Un partido que tome los cuadros de liderazgo formados durante las protestas, que canalice efectiva y representativamente las demandas ciudadanas. Objetarán que la creación de un nuevo partido resultaría muy onerosa, que la dirección sería un directorio centralizado como los demás partidos. ¿Saben qué? Tienen toda la razón. Sin embargo, existe un ejemplo reciente, y exitoso, donde un movimiento de ciudadanos indignados se configuró como un partido político y participaron en las elecciones de su país; Podemos, en España.
Podemos surge como iniciativa de Pablo Iglesias[2], profesor de la Universidad Complutense de Madrid. A partir de las manifestaciones del 15M en España, Iglesias junto con Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, se constituyen como líderes ideológicos de lo que resultaría siendo “el partido de la indignación”. La estructura de Podemos los diferencia con respecto a otros partidos: Podemos tiene una estructura semi-horizontal, agrupaciones sin jerarquía donde se discuten propuestas que eventualmente son remitidas al Consejo Ciudadano y Asamblea General del Partido[3]. Lograron cinco diputaciones europeas en su primera elección, a 10 meses de haberse formado. Un resultado nada despreciable para un partido de protesta.
El método de toma de decisiones de Podemos dista mucho de los partidos tradicionales guatemaltecos, donde las decisiones son tomadas por el Comité Ejecutivo de los partidos, y son estos quiens eligen a los candidatos para las diputaciones de Listado Nacional y Distritales. El sistema de círculos permite una participación activa del afiliado, o simpatizante, en este caso, y logra un involucramiento que sería imposible concebir en Guatemala.
¿De veras no creen que un Podemos es posible en Guatemala? Necesitarían conseguir alrededor de 22 mil firmas para crear el partido, esa cantidad de firmas podrían sacarse con una manifestación completa, con proselitismo dentro de universidades y barrios urbanos. No creo que las personas se nieguen a unirse a un partido político si se presenta como una alternativa fundamental y estructuralmente distinta a los partidos tradicionales. Es decir, un partido que empodere al ciudadano y que no lo utilice como mero requisito para un trámite.
Pues sí. Lo creo posible. Creo que nosotros también podemos formar un partido de protesta, un partido que irrumpa dentro de la dinámica electoral y transforme al sistema. Un partido legitimado por la participación activa de la mayoría de sus afiliados. Incluso, de formarse varios partidos, si todos estos tuvieran mecanismos demoráticos de participación y buscaran legitimar sus decisiones y no dejarlas a un comité central, esto sanearía nuestro sistema político.
No habrá mejor momento que ahora.
[1] http://tratarde.org/wp-content/uploads/2014/01/Manifiesto-Mover-Ficha-enero-de-2014.pdf
[2] http://www.lne.es/espana/2014/11/15/nacio-cinco-momentos-clave-exito/1671888.html
[3] http://podemos.info/conoce/