map

Andrea Villagrán/ Opinión/

Nos encontramos ya inmersos en el próximo proceso de elecciones 2015, y el panorama sobre el proceso electoral se ve cuesta arriba para el Tribunal Supremo Electoral –TSE- frente a las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En el caso de las cuotas de género y de los pueblos indígenas, varios grupos de la sociedad civil han visto como favorable el cambio, se estima que permitirá una mejor representación de la población en cargos públicos. Así mismo, las reformas buscan que los migrantes en el extranjero tengan mayor incidencia, por lo que se dictaminó a favor del voto en el extranjero para que puedan elegir al presidente y vicepresidente. Sin embargo, esto último se ve con mucha desconfianza por parte de ciertos sectores.

El voto en el extranjero es algo que lo realizan varios países cercanos al nuestro como México y Costa Rica. El problema que se discute aquí no es el hecho en sí sobre si deben o no votar los migrantes que residen fuera del país, sino más bien los mecanismos que garanticen el voto seguro y los recursos que se utilizarán para ello. La primera dificultad comienza por lograr tomar registro de las personas en el extranjero, documentarlos con DPI y tener claro que el extranjero no es únicamente sinónimo de Estados Unidos, sino en todas partes del mundo o al menos en lugares en donde Guatemala tiene embajadas. La segunda dificultad será garantizar el voto con mecanismos de seguridad para evitar fraudes, así como los recursos que el proceso implica. ¿De dónde se obtendrán los millones necesarios para ello, cuando sabemos que no se cubren ni siquiera los rubros de salud pública ya en crisis, entre muchos varios en el país?. La inversión del voto en el extranjero se podría utilizar para las crisis de desnutrición y pobreza extrema que se viven en muchos departamentos y que motivan la migración de guatemaltecos. Creo que hay prioridades de mayor urgencia que atender como país, problemas estructurales.  El camino será muy difícil y fuerte para el TSE, y a mí parecer, una tarea muy apresurada según las capacidades de la institución, pues en primera instancia se debió evaluar la capacidad para lograr ejecutar  las enmiendas propuestas.

Si bien el que los guatemaltecos en el extranjero puedan decidir quién gobernará su país de origen es considerado por muchos un avance para la democracia de Guatemala, es también una moneda de dos cara pues lo que se viene para el Tribunal Supremo Electoral y para el Ministerio de Relaciones Exteriores es un reto muy fuerte que deberán enfrentar, y solo lo harán  de la manera correcta si se encuentran con las capacidades técnicas y de recursos necesarios. Sin embargo, lo dicho hecho está, así que tendremos que seguir muy de cerca cómo lo manejará el TSE, estar muy atentos como observadores del proceso electoral en sus diferentes factores frente a los cambios realizados.

 Imagen

Compartir