Denise Smith/
“La salud es un derecho”, una frase que muchos decimos pero pocos entendemos. El sistema de salud en Guatemala se ha tratado como un negocio que únicamente lo obtienen las personas a quienes su capacidad económica se lo permiten y se ve reflejado actualmente en la situación guatemalteca. Para empezar, tenemos a “Guatemala A” donde se encuentran las personas con un nivel económico estable, con acceso a los servicios básicos sin limitaciones y sus derechos no se consideran vulnerados. Por el otro lado tenemos a “Guatemala B”, en donde se sitúan las personas marginadas, con derechos vulnerados y un bajo ingreso económico, que se traduce en falta de oportunidades, que pocos reconocen y otro poco le interesa.
Se sabe que en “Guatemala B” hay programas, hospitales y puestos de salud públicos en donde se atiende con gratuidad, pero ¿verdaderamente son funcionales?
Si somos realistas y críticos, conocemos la respuesta. La atención brindada no es de “calidad” y no necesariamente por el personal que los atiende, sino por el ambiente y el equipo con el cual se pretende atenderlos.
No podemos dejar de lado el IGSS, el cual capta sus recursos directamente de las contribuciones obligatorias de patrones y trabajadores asalariados, siendo dicha contribución proporcional al salario mensual. Pero, como era de esperar, el IGSS no está disponible en todo el territorio nacional, aún y cuando el marco legal lo define como “universal y obligatorio”. Además hay pequeñas empresas, trabajadores por cuenta propia y personas que residen en departamentos que no pueden afiliarse al IGSS.
Probablemente muchos de los que están leyendo esto forman parte de “Guatemala A”, así que te quiero hacer reflexionar: ¿Cómo te sentirías si al enfermarte no tuvieras un lugar certero a donde acudir con comodidad? ¿Qué pasaría si deben realizarte una apendicetomía y no cuentas con un seguro médico que cubra la mayor parte de los gastos? Para varios puede no ser un problema, pues tú derecho a la salud se hace presente sin duda, porque puedes pagarlo. ¡Que viva el lucro!
El fortalecimiento de los sistemas de salud es la mejor manera de protegerse contra las crisis sanitarias y necesario para lograr una cobertura universal de salud, pero para ello se requiere innovación. Entonces, olvidemos a “Guatemala A” y “Guatemala B” e imaginémonos por un segundo una “Guatemala C”, en la cual exista un sistema ideal de gobierno, donde se conciba una sociedad justa, donde todo discurra sin conflictos y en armonía en el sector de salud: la utopía guatemalteca. Parece ser algo iluso de pensar, pero ya sabes lo que dicen: si no actuamos nunca lo obtendremos.
Busquemos el bien común y luchemos hombro a hombro. No permitamos que el Gobierno o la gente que cierran los ojos a los problemas del sistema de salud, nos impidan creer a una “Guatemala C”.