María del Mar Leal / Brújula /
Sábado 5 de septiembre de 2015
Desde que me empadroné comencé a sentir el estrés, la preocupación y los nervios por votar: esta sería mi primera votación. Una decisión tan importante, tan trascendental. Con el pasar de los días la preocupación comenzó a hacerse sentir más, hoy es sábado y aún no sé cuál decisión tomaré. Y no era únicamente por quién votar también había otras como ¿cómo sé cuál es mi mesa? ¿Hay disturbios o cosas raras ese día? ¿Habrá en todos los sitios observadores electorales? y así, fueron muchas las preguntas que comenzaron a formularse en mi cabeza. Nunca perdiendo de vista la más importante.
A pesar de haber leído -no al pie de la letra debo admitir- los principales ejes a trabajar en los planes de gobierno de la mayoría de los candidatos y de los candidatos a alcalde de mi municipio (Lea: Candidatos a alcalde de San Miguel Petapa) ninguno me convence todavía, siento no tener afinidad con ningún candidato, ya sea ideológica o “sentimentalmente”.
Mi preocupación principal, a unas horas de ir a votar, es saber por quién votar. Siempre pensé que cuando por fin me tocara ejercer mi ciudadanía sería en unas mejores condiciones, más democráticas y con candidatos capaces. Fue todo lo contrario. Y no me malinterpreten, los acontecimientos sucedidos -me refiero a las manifestaciones y demás- hasta ahora me parecen fantásticos para la construcción de la ciudadanía y me hace tener esperanza en que la cultura política de las personas mejorará significativamente. Tengo mis dudas, pero en serio lo espero y sería buenísimo que pasara. En fin, volviendo al tema, me causa mucho estrés. Siento que voy a llegar a la mesa, temblando, a recibir mis 5 boletas con la mente en blanco y aún pensando en cuál casilla voy a poner mi x. Probablemente sea porque en general necesito pensar las cosas como 50 veces antes de tomar una decisión, la que mejor me parezca. El problema aquí es que he pensado, me imagino, más de 50 veces en esa pregunta que no sé responder, porque ninguna opción es la que “mejor me parece”.
No sé si exijo mucho, si aún hay información que desconozco o en serio no existe una mejor opción que responda a mis intereses. Debo decidir y pronto. En fin, mañana sabremos cómo me va.
Domingo 6 de septiembre de 2015
Se llegó el día. Son las 7 de la mañana y aún no he tomado una decisión final. Durante todo el camino a mi centro de votación no dejo de pensar en qué hacer, al menos ya había reducido mis opciones, habiendo excluido las obvias desde el principio.
Llegué a mi centro de votación, una escuela. Los nervios se apoderan de mi. Me dirijí a buscar mi mesa, me tocó la última. No la encontraba. Al fin, veo mi número de mesa. Había solo una persona a la espera de su turno, esperé detrás de ella. Entró la señora, yo estaba pendiente de twitter en lo que esperaba. –Pasá- me dijo uno de los chavos que estaban en la mesa.
-Poné tu teléfono aquí, mientras señalaba la mesa, me dijo el chavo de la mesa. Me pareció raro, pero estaba bien, se aseguraban que nadie tome fotos de las papeletas. Me pidieron mi DPI, firmé en la lista y me dieron las 5 papeletas y un crayón de cera negro. Extendidas. A todo esto, yo no estaba segura si las debían darlas así o dobladas en 4. Pero bueno, con papeletas en mano me dirijí a votar. Ni quisiera quise comenzar con la blanca, la dejo de último pensé. Comencé con la rosada, luego con la celeste, la verde, la amarilla (que es un desperdicio) y por último la blanca. Ya tenía una respuesta, emití mi voto. Comencé a doblar mis papeletas y fui a la mesa para entregarlas. Una a una las metí en su ranura correspondiente. Me devolvieron mi teléfono, mi DPI y la constancia de voto. Todo bien. Me pintaron el dedo y salí.
Curiosamente no vi a muchos elementos de la Policía Nacional Civil en la escuela, habré visto a 3 como mucho. Además, la escuela tenía poca gente, las colas en las mesas eran pequeñas. Más tarde platicando con mis papás sobre cómo había sido mi primera votación, les comenté mi duda sobre las papeletas. Según ellos, las papeletas debieron habérmelas dado dobladas en 4. En fin, conversamos al respecto y aún sentía nervios por mis votos.
No sé que tan verídico sea eso de que un voto hace o no la diferencia. Pero me siento tranquila, aunque de alguna manera mediocre, pero al final de cuentas tranquila de haber votado.
Ayer pensaba que un voto no hace la diferencia, pero hoy lunes 7 de septiembre vemos que sí la hace. Es más de medio día y aún no se han terminado de contabilizar los votos. La competencia entre UNE y LIDER ha estado tan cerrada que cualquier cosa puede pasar, cualquiera de los dos partidos puede llegar a segunda vuelta por un solo voto.